martes, 28 de septiembre de 2010

Indiferente al entorno

ESTAS PERSONAS MANIFIESTAN CONDUCTAS QUE REFLEJAN DESGANO Y DESINTERÉS HACIA LOS OTROS Y SU SITUACIÓN.

Como ser social que es el ser humano, es importante que se manifieste de alguna forma hacia sus semejantes.

Siempre es conveniente tener actitudes positivas hacia aquello que se considera bueno, expresar el repudio hacia lo que está mal y sobre todo condolerse de quienes no viven o no tienen aquello que es necesario para vivir con dignidad. De no ser así, se manifiesta la indiferencia o apatía.

Para la psicóloga Kaly Báez, terapeuta del Centro Vida y Familia Ana Simó, se entiende por indiferencia “un conjunto de conductas y actitudes que las personas pueden llegar a tener basadas en apatía, desánimo y desinteres hacia los demás y sus situaciones”. Los apáticos tienen una postura ni positiva ni negativa, se mantienen en el intermedio entre el desprecio y el aprecio.

Daños
Leonardo da Vinci dijo alguna vez: “Quien no castiga el mal, ordena que s e haga”. Con esta frase, el maestro de la pintura renacentista dio las claves del daño que puede causar el ser indiferente, no tomar partido, permanecer neutral.

Quien elige la apatía ante las injusticias estará siendo parte de aquellos que la cometen, precisamente por no hacer nada al respecto.

EL MODO EN QUE PUEDE AFECTAR
La indiferencia afecta a quien la vive pues “una persona que sea indiferente tiene pocas habilidades sociales, es decir, le es difícil hacer nuevas relaciones y mantenerlas en tiempo, ya que la imagen que da es de que nada le importa”, detalla Báez. Si las relaciones humanas se basan en la empatía -capacidad de ponerse en el lugar de otros y compartir sus alegrías o sufrimientos- en la sociedad no hay lugar para los indiferentes.

Datos históricos y clínicos
• En los principios del cristianismo, los creyentes adoptaron el término “apatía” para referirse al desprecio de todas las preocupaciones mundanas, un estado de mortificación como describe el evangelio. Muchos autores la consideraban una virtud.

• La apatía puede ser específica hacia una persona, actividad o entorno. Es una reacción común ante el estrés, manifestándose como impotencia aprendida y está comúnmente relacionada con la depresión. También puede reflejar una falta no patológica de interés en cosas que no se consideran importantes.

La indiferencia es una conducta aprendida
Como otras emociones humanas, la indiferencia tiene patrones de conducta que la delatan. Para la psicóloga Kaly Báez, terapeuta del Centro Vida y Familia, en ese tipo de ser humano se manifiesta la incosistencia, sobre todo en el mantenimiento de las amistades y “muestra signos de apatía hacia las emociones y situaciones de los demás”.

Esta es la razón por la cual estas personas no tienen relaciones significativas y su familia se queja de que todo el tiempo padecen de una “asusencia emocional”.

Pero ¿de dónde viene el que una persona manifieste desinterés por todo en todo momento? Báez comenta que hay algunos factores que se han determinado en torno a la aparición de la apatía.

Niñez
“Hay teorías que avalan que una persona que se haya percibido abandonada en la niñez puede presentar este patrón de conducta, como también alguien que haya sido abusado”, comenta. Advierte que aunque la indiferencia puede aparecer en la infancia, es mucho más común a partir de la adolescencia y la adultez.

Lo que sí es definitivo es que nadie nace indiferente, “es una conducta aprendida y sus causas pueden ser variadas”, dice Báez.

Lo peor es cuando comienza a manifestarse en el ámbito social, cuando ante las necesidades ajenas el ser humano se torna indolente y, de manera egoísta, sigue preocupándose solamente por aquellas cosas que le competen a él o a las personas que le son cercanas.

Empatía
La indiferencia hace que la persona sea incapaz de sentir empatía, esa emoción que hace que nos duela lo que les duele a otros. En el momento en que se manifiesta, sobreviene la soledad, hay inestabilidad en los planos social y laboral, imposibilidad de hacer relaciones duraderas, y especialmente depresión.

Pero ¿podría la indiferencia tener algún aspecto positivo? Para Kaly Báez esto es poco probable, pues a su entender la indiferencia puede ser utilizada cuando alguien desea tener poder sobre otros, “se usa para manipular a los demás”. Sin duda, el peor trato que se le puede dar a alguien es ignorarlo a él y sus circunstancias.

LA SOLUCIÓN ESTÁ EN LA TERAPIA
En presencia de la indiferencia, la persona debe ser tratada a nivel terapéutico para desarrollar la empatía hacia los demás a modo de obtener una mejor calidad de vida. Es importante señalar que la indiferencia o apatía puede tornarse patológica, ya que puede ser uno de los síntomas de algunos trastornos de la personalidad; sin embargo, por sí sola no puede relacionarse con ninguno. Por esa razón se debe acudir a la terapia.

Vía: Listin Diario

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